Desde que tuve uso de razón, nunca presencié o tuve conocimiento de la existencia de una campaña politiquera tan sui géneris, como la que nos tocó vivir, durante 13 días del mes de noviembre de 2025. Un tiempo corto, pero de acciones insólitas enrarecidas por las posturas vanidosas del mandatario; cuyas posiciones desmesuradas, insustanciales, hicieron del Ecuador un país sin debate, carente de inteligencia política y sin propuestas trazadas desde la objetividad, sin claridad ni rumbo cierto que hagan posible que lleguen al conglomerado con algo concreto a futuro. Todo se disparó desde lo subjetivo sin entender políticamente lo que hacían.
Todo por la democracia y por el bien del Ecuador se decía, y se intentó hacer creer que era bueno lo que hacían; pero les resultó peor, porque la patria se debate: entre el miedo y la pobreza, la incertidumbre, la desesperanza, la miseria y la muerte, hartada de contradicciones estructurales por culpa de un modelo económico decadente que el presidente y su grupo lo adora. En dos años de gobierno hemos vivido masticando la herrumbre de la polarización; el desgaste de ese poder omnímodo que se ha impuesto a base de soberbias bravuconadas, que se va auto demoliendo poco a poco; mientras en el horizonte se van despejando claramente las intenciones del mandatario.
La ciega y absurda polarización alimentada grotescamente por los líderes de los bandos en contienda, hizo que la ciudadanía mayoritariamente fuera tomando posiciones mesuradas y ajustadas a las circunstancias que vive el país. Es que, a la ciudadanía se la puso en jaque al hacerle conocer las pretensiones de gobierno con los cambios que intentaba realizar, previo al beneplácito del pueblo en la consulta y referendo. Como eso de afirmar que la atención de la salud del IESS pasaría a la atención del ministerio de salud, que se encuentra gravemente enferma con diagnóstico reservado; que las décimo tercera y décimo cuarta remuneraciones serían eliminadas; que debería desaparecer la gratuidad de la educación universitaria; que una base extranjera debía ubicarse en la Isla Baltra, territorio sensible, declarado patrimonio natural de la humanidad; y, la desatinada y aciaga intervención militar y policial en el paro nacional declarado por la CONAIE y las organizaciones populares, por la eliminación del subsidio al diésel, cuyo foco principal se ubicó en Imbabura.
A lo expuesto, le precedía la aprobación de las leyes con el carácter de económico urgentes con claras violaciones a la Constitución; y, por ellas, el ataque despiadado e inmisericorde a la Corte Constitucional, incluido una grotesca marcha de obscura voluntad, por haber suspendido algunos artículos de esas leyes que entraron en vigencia y, dos de ellas fueron definitivamente eliminadas. Súmese a esto la falta de pago de la deuda de las empresas de la familia del mandatario al SRI; los variados actos de corrupción denunciados y que la bancada de gobierno no fiscaliza.
También abonó en esta campaña politiquera en contra del presidente Noboa, la inauguración adelantada sin que esté terminada la cárcel del Encuentro, para trasladar entre otros, al exvicepresidente Glas; la separación de los cargos públicos de más de 6.300 servidores en todo el país, con la promesa de hacerlo con 70.000 más; las deudas a los GAD cuyos montos son significativos. Además, en clara acción populista de campaña, entregó bonos a los agricultores, becas a los estudiantes; y, por último, solicitó al sector privado, el pago adelantado de la décimo tercera remuneración a sus empleados y trabajadores, por lo que, también ordenó el pago al sector público y a los jubilados para que vayan con fuerza a votar por el SI. A los jubilados sólo se adelantó unos pocos días el pago de la pensión jubilar. Nos creyeron tontos con vocación esclava a la mayoría de ecuatorianos para que luego de todas estas andanzas, votemos por el SI. Finalmente, triunfó la razón que le asiste al pueblo y le dijeron NO a don Noboa, no somos parte de su fundo. Loja – 18 – XI – 2025
Luis Alulima Benítez


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